Presentación
Cada uno de nosotros experimenta y sufre en carne propia el ritmo de la vida actual. Son pocos los que escapan a esta realidad. la gran mayoría vivimos inmersos en el trabajo, acosados por todo tipo de exigencias, tratando de responder a las obligaciones matrimoniales y familiares, a los requerimientos laborales y, para muchos también, a los múltiples compromisos apostólicos.
No debe extrañarnos entonces que una y otra vez surja en nosotros el anhelo por una mayor paz. Necesitamos espacios que nos permitan encontrarnos con nosotros mismos, que nos lleven a confrontarnos con lo que da verdadero sentido a nuestra existencia, y, no en último término, que nos conduzcan a un contacto más hondo con Dios.
Es interesante constatar en este contexto el florecimiento en el tiempo actual del interés por lo religioso, por cultivar métodos de meditación propios de la cultura oriental. Esa tendencia también se ha hecho presente en la vida de la Iglesia. Un cristianismo secularizado, orientado demasiado unilateralmente a la acción, poco a poco, ha ido también dando pasos hacia una mayor interioridad en la vida espiritual. En muchos centros de espiritualidad ha crecido notablemente el cultivo de la oración personal y comunitaria y el sentido por el silencio y la meditación.
Pero aún queda mucho camino por recorrer hasta que logremos integrar más armónicamente la vida interior, las relaciones personales y la vida de trabajo. Son demasiado poderosas las fuerzas centrífugas, que muchas veces terminan ahogando nuestras buenas intenciones.
Pero la dificultad no sólo se reduce a factores extrínsecos. También es fruto de la carencia de métodos de oración adecuados a personas que viven en medio del mundo y que no pueden contar con el ritmo de vida de un monje, que le asegura un equilibrio entre oración y trabajo.
Si buscamos adquirir el hábito de la oración meditativa, más allá que esclarecer conceptos, lo que necesitamos es un camino de aprendizaje, que paso a paso introduzca en la práctica de la meditación a quienes viven en medio del mundo.
El presente texto quiere ser una ayuda en esta dirección. En él desarrollamos la enseñanza del padre José Kentenich, fundador del movimiento de Schoenstatt. Su preocupación constante era conducir al hombre actual hacia un encuentro con el Dios vivo a través de las criaturas y de las circunstancias concretas que lo rodean. el método de meditación que proponemos se basa en lo que él denominó "meditación de la vida".
El objetivo central de este libro no se limita, por lo tanto, a exponer la doctrina sobre la oración meditativa, sino que más bien, quiere ofrecer ejercicios concretos de meditación. A meditar se aprende meditando. esa es la consigna que inspira lo que proponemos.