Introducción
Es sabido que el caos no puede permanecer por siempre y
que la oscuridad es pasajera cuando ve acercarse la luz, y
cuando la luz brilla en las tinieblas surge la paz y el orden,
es decir, el caos huye. Pues bien, en medio del caos y de los
conflictos reinantes en muchos territorios, producto de la invasión lenta
pero constante de los pueblos bárbaros del norte de la Europa de los siglos
V al VIII, surge el deseo de evangelizar a estos pueblos, llevarles la luz de la
verdad y del amor y elevar su dignidad humana enseñándoles el mensaje
de Cristo.
Dentro de esta evolución y empuje misionero destacaron muchos
santos, entre ellos tenemos a San Patricio (385-461) en Irlanda, San
Bonifacio (672-754) en Alemania, San Columbano (543-615) en el reino
franco, etc… y en Inglaterra de fines del siglo VI a San Agustín de Cantorbery
(†604), en él nos detendremos en particular para conocer la trayectoria de
los primeros tiempos de la evangelización de los pueblos bárbaros anglos,
sajones, jutos que en aquellos años tomaron plena posesión de esos
territorios. A la cabeza de los santos, que acabamos de nombrar, están
los papas que con gran sacrificio condujeron la Iglesia en estos agitados
años, entre ellos destaca la figura de San Gregorio Magno (540-604) que
precisamente es el animador incansable y esperanzador de la misión a los
pueblos anglosajones.
Vale, también, destacar la persona del rey Etelberto (†616) que con
nobleza decide abrazar la fe en Cristo y con ello estimula a la mayoría de
su pueblo anglosajón a seguir el camino del bautismo, dejando la costumbre
de adorar a los ídolos y abandonando cualquier otro culto pagano. El rey
Etelberto es el primer rey cristiano de Inglaterra, y por su piedad y valentía
fue honrado como santo poco después de su muerte.
El principal cantor de estas gestas fue San Beda el Venerable (673-
735) que nos las ha legado en su “Historia ecclesiastica gentis Anglorum”
y de su mano pretendemos adentrarnos, un poquito, a entrever los
entretelones de esta aventura de la cristiandad.
El autor.