INTRODUCCIÓN
"María, aún sin ser el centro, es sin embargo central en el cristianismo." Esta antigua sentencia, fruto de una intuición vital de la Iglesia y que leí repetidas veces en los escritos de J. Kentenich en mis años de juventud, puede resumir muy bien la razón de la elección del tema, y al mismo tiempo, explicar también la motivación que me llevó a escribir este libro.
Inspirado por la experiencia de vida del P. Kentenich, fundador del Movimiento de Schoenstatt, sumado a mi interés por conocer y penetrar más a fondo en su pensamiento, llegué al autor en cuestión M. J. Scheeben, teólogo alemán del siglo XIX que influyó grandemente en él, en lo que se refiere a su reflexión mariana.
Si bien la fuente primera del pensamiento mariano del fundador de Schoenstatt se halla en su propia experiencia personal de encuentro con María, desde su más tierna infancia, y se desarrollará a lo largo de toda su vida imprimiéndole un sello a todo su quehacer; su preocupación siempre estuvo puesta en expresar dicha experiencia en una espiritualidad y pedagogía marianas, que tengan un sólido fundamento teológico y recoja toda la riqueza que nos entregan las Sagradas Escrituras, la Tradición, el Magisterio de la Iglesia y la reflexión teológica.
Para él, su marianismo no responde simplemente a una devoción o preferencia personal, ni tampoco producto de una "revelación privada"; sino que se guió siempre por el axioma tomista Agere sequitur ese (El orden de ser, determina el orden de actuar). Si su espiritualidad es mariana, es porque quiere acoger en toda su amplitud el orden objetivo querido por Dios. Por tanto, la razón de fondo de su acento mariano se encuentra, precisamente, en el lugar y función singular conferido por Dios a la Santísima Virgen dentro del plan de salvación.
Su visión del dogma mariano nos mueve a ver a María siempre unida al Salvador; se trata de la "biunidad Cristo-María", de la cual hablaremos en la tercera parte de este libro, y que encuentra una gran sintonía con la visión de María como Sponsa Verbi (Esposa del Verbo), característica de la reflexión mariana del gran teólogo de Colonia .
Por esta razón, me decidí por estudiar a fondo la mariología de M. J. Scheeben, que se encuentra fundamentalmente en su obra: "Handbuch der Katholischen Dogmatik" ("Manual de la Dogmática Católica"), con el propósito de encontrar allí el fundamento dogmático que inspira la mariología de J. Kentenich y descubrir toda su riqueza y profundidad teológica.
El objetivo de este estudio será doble; por un lado, demostrar que la visión de María que nos propone el fundador de Schoenstatt, bebe de una fuente muy rica y profunda, como es la mariología del teólogo coloniense, y por otro lado, demostrar que su reflexión no es una simple copia de esta mariología, sino que a partir de dichas intuiciones, descubriremos acentos propios, incluso desarrollos interesantes de esta última.
A nivel metodológico, mi opción será privilegiar en mi libro, la obra de M. J. Scheeben, leyendo y estudiando detalladamente su mariología, para luego hacer un estudio sobre el tipo y modo de influencia que tuvo dicha reflexión teológica en el pensamiento mariano de J. Kentenich.
Para esto, he dividido este libro en tres partes; la primera, formada por dos capítulos introductorios que intentan situarnos ante el autor, su influencia teológica y el lugar que ocupa su reflexión mariana dentro de su teología. La segunda parte, constituye el cuerpo principal de este estudio; formado por dos grandes capítulos, divididos a su vez en tres puntos cada uno, donde intentaré desarrollar el principio fundamental de su mariología y el tema de la colaboración de María en la obra de redención. La tercera y última parte, formada también por dos capítulos, dará cuenta de la recepción por parte de J. Kentenich de la mariología de M. Scheeben, tomando como base la interpretación que hace del principio fundamental mariológico presentado por el teólogo coloniense.
A modo de conclusión, intentaré hacer un balance crítico de lo estudiado, resaltando las influencias y aspectos comunes entre ambos autores, para luego ver los acentos y desarrollos propios de Kentenich respecto a la mariología del teólogo coloniense. Además, intentaremos confrontar dicha mariología con lo que el concilio Vaticano II reflexionó sobre el dogma mariano y aplicar lo visto a los grandes temas del pensamiento mariano contemporáneo.
Finalmente, retomando la sentencia citada al inicio de esta introducción que señala que si bien María no es el centro, está sin embargo en el centro de nuestra fe cristiana, podemos señalar, diciendo que efectivamente ella se encuentra en el corazón del misterio de la Encarnación y en el misterio de la "Hora" de Jesús. La contribución de este estudio aspira a demostrar que la veracidad de dicha sentencia no es en virtud de un desarrollo posterior o autoconvencimiento de los cristianos, sino fruto del mismo designio salvífico de Dios y por la voluntad concreta de Cristo, nuestro Redentor.